El pasado jueves 24 y viernes 25 de enero de 2013, tuve la fortuna de participar en un Taller sobre el proceso de elaboración de Planes de Acción Climática Municipales, convocado por ICLEI México y la Comisión Especial de Cambio Climático del Senado de la República, bajo los auspicios de la Embajada Británica.
El Plan de Acción Climática Municipal (PACMUN), es probablemente uno de los instrumentos de planeación municipal más transversal, orientado a elaborar el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero del municipio con base en una metodología diseñada por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Tiene también una vertiente de lo que los científicos del cambio climático denominan «adaptación», pues el cambio climático impone una serie de medidas para lograr que las ciudades, los individuos y el municipio, se adapten a situaciones inéditas que empiezan a volverse recurrentes: lluvias extremas, sequías y ondas de calor históricas, heladas, nevadas e incendios nunca antes vistos, etc. El PACMUN integra una serie de estrategia de mitigación y adaptación que, como cualquier programa municipal, requiere de recursos para instrumentarlos.
Como urbanista y planificador territorial, me enfrento permanentemente a la frustración de «ver nacer» Programas Municipales de Ordenamiento Territorial, cuya instrumentación, como los PACMUN, también requiere de recursos. Múltiples investigaciones (destacan las del CIDE) dan cuenta de la «pereza fiscal» en la que han caido los municipios, gracias (entre otras cosas) a que cuentan con una diversidad de recursos federales. El esfuerzo de los municipios por fortalecer sus finanzas locales y lograr incrementar sus recursos propios no sólo es insuficiente, no forma parte de la agenda pública municipal. La lógica bajo la cuál parecen gobernar los alcaldes es la de «bajar recursos» para llevar a cabo las acciones planteadas en los instrumentos de planeación, o en el peor de los casos, contratar deuda y dejar en garantía las participaciones federales futuras.
Una vez que son concluidos, los PACMUN plantean una serie de acciones en materia de mitigación y adaptación que requieren de recursos. Naturalmente que habrá recursos del gobierno federal, incluso internacional para atender el cambio climático. Sin embargo, y en virtud de la situación financiera tan crítica de muchos municipios, ahora más que nunca tienen la responsabilidad y el desafío de incrementar sus ingresos propios. México es el país de la OCDE que menos impuesto predial recauda respecto a su PIB: apenas el 0.2%, cuando países de América Latina como Chile, Argentina, Colombia o Uruguay, rondan el 3% de su PIB.
Cualquier instrumento de planeación, sea un PACMUN o un Programa Municipal de Ordenamiento Territorial, demandará necesariamente recursos para su instrumentación. Si los municipios están buscando únicamente los recursos de fuentes externas, creo que están cometiendo simultáneamente el error de depender crecientemente de terceros y acostumbrándose a «levantar la mano» sin llevar a cabo las reformas al suelo urbano y a la fiscalidad inmobiliaria para lograr robustecer sus finanzas locales y contribuir de esta manera a financiar acciones y obra pública planteados en sus instrumentos de planeación; tema del que hablaré en mi siguiente Blog.
Juan Carlos Zentella Gómez
Local & Global Ideas
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