Quienes estamos inmersos en la política de cambio climático en México, nos será familiar escuchar hablar de los esfuerzos que vienen realizando muchos municipios a lo largo y ancho del territorio nacional para elaborar su Plan de Acción Climática Municipal (PACMUN). En esta importante misión, los municipios no están solos; se apoyan en la sede mexicana de la agencia internacional no gubernamental y no lucrativa International Council for Local Environmental Initiatives (ICLEI México), con el patrocinio de la Embajada Británica y el apoyo técnico del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Sin entrar en detalles, un PACMUN es un instrumento de planeación cuyo objetivo fundamental es elaborar el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero y con base en él, conocer de manera precisa las toneladas de bióxido de carbono equivalente que emite el municipio, construir una línea base a partir de la cuál, se definen una serie de metas y acciones de mitigación por sectores (energía, transporte, cambio de usos de suelo y silvicultura, sector agropecuario y residuos), para abatir dichas emisiones en un horizonte de tiempo de corto, mediano y largo plazo. El PACMUN también tiene un componente de adaptación al cambio climático asociado a las condiciones sociodemográficas del municipio y el impacto que fenómenos hidrometeorológicos extremos tienen en sectores vulnerables de la población (población en condiciones de pobreza y rezago en servicios básicos, población infantil y de la tercera edad, etc.). El PACMUN reconstruye un inventario histórico de eventos climáticos extremos (lluvias, inundaciones, sequías, ondas de calor, heladas, etc.) y su localización precisa para conocer los zonas más vulnerables desde el punto de vista territorial y su impacto en la población asentada, sobre sus bienes, sus activos y la infraestructura productiva. Con la elaboración de un Atlas de Riesgo a nivel municipal o de centro de población, este capítulo estaría más que cubierto.
La metodología que se sigue en México es la misma que utiliza el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), por lo que goza de reconocimiento por parte de expertos y especialistas. Las estrategias y líneas de acción que se derivan de las metas son muy variadas. Para el caso de la vertiente de mitigación, pueden ir desde el cambio de luminarias, hasta la sustitución de focos incandescentes por focos ahorradores en edificios públicos, programas de transporte y movilidad no motorizada, cambio en los reglamentos de construcción, tratamiento de aguas residuales, captura de metano en rellenos sanitarios, entre muchas otras acciones. Asimismo, en la vertiente de adaptación, pueden ir desde la instalación de presas de gavión para el control de las avenidas durante lluvias extraordinarias, hasta la construcción de techos ahorradores de agua en viviendas, la reforestación urbana para generar microclimas, talleres para la naturación de azoteas y promoción de la agricultura urbana, entre muchas otras acciones.
Si bien el PACMUN permite delinear un plan de acción orientado a mitigar gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático en un municipio, hasta donde me he podido informar, carece de una visión metropolitana, lo que limita sus alcances y la eficacia y eficiencia de sus acciones. Sabemos que actualmente cerca del 70% de la población del país habita en las 59 Zonas Metropolitanas mayores a 50 mil habitantes reconocidas por la SEDESOL, el INEGI y el CONAPO, con base en el Censo de Población y Vivienda 2010. En términos de gestión y gobernanza metropolitana, sabemos de las dificultades que el país ha tenido para regular el crecimiento y la planeación de las zonas metropolitanas. Anticipo que para el caso de los PACMUN, estas dificultados se van a reproducir si no se reconoce la necesidad de tener una visión metropolitana en aquellos municipios que están elaborando y que ya concluyeron su PACMUN para que exista una congruencia entre las acciones que ahí se proponen; con la vecidad de municipios metropolitanos con quienes comparte no sólo una cuenca hidrológica sino una cuenca de empleo y de vida, además de atributos físico – espaciales comunes que justifican un Plan de Acción Climática de Zona Metropolitana.
Muchas de las acciones planteadas en los PACMUN nos remiten hacia una visión metropolitana. Por ejemplo, la puesta en marcha de un Programa Integral de Transporte Urbano de un municipio metropolitano, requerirá muy probablemente del involucramiento de dos o más municipios en una misma ruta. Pensemos por ejemplo en la quema y/o aprovechamiento de metano en un relleno sanitario intermunicipal; o en la instalación de presas de gaviones para el control de avenidas, que no sólo protegen a localidades del municipio, sino a localidades de municipios vecinos que comparten la cuenca hidrológica. Las acciones de reforestación que se impulsen en un municipio derivado de un PACMUN, seguramente tendrá co-beneficios por la retención del suelo y la prevención de inundaciones en municipios vecinos, además de capturar carbono no sólo del municipio en cuestión, sino muy probablemente de todos los municipios metropolitanos. También existen riesgos de inconsistencias entre una política derivada de un PACMUN (por ejemplo, la contención del crecimiento urbano y la promoción de una ciudad densa y compacta con diversidad de usos); con una política de expansión urbana del municipio vecino.
Imprimir una visión metropolitana a los Planes de Acción Climática Municipales requiere lo mismo que cualquier otro instrumento de planeación metropolitano: mecanismos de coordinación intergubernamental e interinstitucional y una gobernanza metropolitana efectiva. Tal como lo he dicho en múltiples foros, el cambio climático se ha convertido en un catalizador de políticas públicas y ha permitido fortalecer la transversalidad en distintos sectores que inciden en lo ambiental. Deberíamos aprovechar este ímpetu para incorporar el tema en la agenda metropolitana, y creo que el Fondo Metropolitano, que cuenta con un presupuesto de más de 8 mil 500 millones de pesos para el ejercicio fiscal 2013, puede ser un doble catalizador para que desde el Fondo Metropolitano, sea posible financiar una nueva generación de Programas de Acción Climática de Zona Metropolitana, o en su defecto, que las acciones derivadas de un PACMUN puedan ser financiadas con recursos de dicho Fondo, siempre y cuando se acredite su impacto metropolitano. En fin, es una propuesta.
Juan Carlos Zentella Gómez
Local & Global Ideas
Twitter: @jczentella
Juan Carlos. Me interea mucho contactar contigo. He estado trabjando cuestiones de gobernanza en la cuenca metropolitana de Tuxtla Gutiérrez. Tenemos algunos resultados diagnosticos. Estoy interesado en empezar a aterrizar algunos mecanismos de concertación para el ordenamiento de la cuenca del Rio Sabinal. Y tambien nos urge platear otro proyectos para el ordenamiento ecologico de las cuencas mas deterioradas de la costa de chiapas con proyectos de traferencia de tecnología para la reconvercion productiva y la captura de carbono. Bernal Gellida